sábado, 5 de junho de 2010

Sensibilidad y ocupación sobre lo vulnerable

Sensibilidad y ocupación sobre lo vulnerable

 

«Un gran profeta ha aparecido en medio de nosotros y Dios ha visitado su pueblo» 

Lucas 7, 11-17

 

Jesús se conmueve ante una situación: una viuda a la que se le muere su único hijo.  Es interesante como actúa la salvación o resurrección en este ejemplo, Jesús no se conmueve por la persona que esta muerta, o por lo que era en vida; se conmueve de la viuda, y no solo por la pérdida de su único hijo, sino por el desamparo a la que quedaba expuesta en la sociedad.  Una viuda en esa sociedad quedaba totalmente desprotegida y carente de recursos para su sustento, en este caso su hijo varón representaba también su sustento y protección social.  De modo que aquello que conmueve a Jesucristo es el desa mparo y vulnerabilidad a la que quedan expuestas las personas en la sociedad, como consecuencia de un estilo de convivencia bastante cruel y despiadado, convivencia a la que nosotros hoy, en medio de un dominante mercado de consumo, probablemente la llamaríamos salvaje.

 

Hoy seguimos teniendo en medio de nuestra organización social, un amplio margen de la población en situaciones que las llevan a tener graves dificultades en lo laboral (por ausencia de trabajo o explotación en el mismo), en la seguridad, en la asistencia de la salud, en la educación, en la satisfacción de las necesidades básicas.  Queda en evidencia la desprotección y vulnerabilidad a la que quedan expuestas personas, familias y poblaciones.  Jesús al acercarse a aquella ciudad, donde lo primero que aparece a su vista es aquella viuda que perdía a su único hijo varón, se encuentra antes que nada con el resultado de un tipo de organización s ocial que no contemplaba la inclusión y no proyecta el sostenimientos de los que quedan desprotegidos/as, dañando con ello parte de la creación de Dios.  Este daño hoy sigue existiendo y lamentablemente expandiéndose, lo que nos interpela a todos/as, especialmente a las personas que tienen responsabilidades para con la población, por los espacios de autoridad que les fueron delegados o espacios que fueron asumidos por la formación profesional que se pudo llegar a obtener.  Desde cualquier lugar, comprendiendo que solo estamos de paso y que todo pertenece a Dios, debemos ser sensibles a aquello de lo cual Jesús se compadece, para orientar nuestra sensibilidad en la misma dirección.  De esta manera, educándonos con la sensibilidad de Jesús, podremos ser instrumentos de es a compasión de Dios hacia aquello que lo conmueve y desea resucitar-salvar.

 

La actitud de Jesús hoy nos invita a reflexionar nuestras propias actitudes ante las muchas situaciones donde vemos el desamparo y vulnerabilidad de las personas, familias y poblados.  Nos invita a replantear nuestra organización como pueblo, e ir procurando -en forma progresiva- que existan mecanismos de protección y cuidado de los más vulnerables. Cuando hablamos de protección y cuidado estamos hablando de trabajo, educación, atención médica, es decir de dignidad en la vida de las personas; y esto no se logra con limosnas ni con planes sociales que van dejando de lado el trabajo como medio de sustento.  Muchas veces todo el espacio de vulnerabilidad de la poblaci&oa cute;n es utilizado con propósitos muy particulares, desatendiendo el deseo de Dios.  Cuando se manipula la necesidad de los demás a favor de beneficios personales, nos debemos preguntar como parte de la población, como ciudadanos/as, pero por sobre todo como cristianos/as: ¿hacia dónde se dirige la organización de nuestra convivencia?; ¿Qué meta se persigue a través de los años y a través de la manera de administrar los recursos que son de todos/as?

 

Sin dudas debemos seguir trabajando en nuestra organización como pueblo, para optimizar el funcionamiento de aquellos mecanismos de protección y cuidado de la población, principalmente de los más vulnerables.  Solo de esa manera se podrá seguir actualizando en nuestros días aquella expresión de la población: "…Dios ha visitado a su pueblo".  El pueblo visitado por Dios no se limita a lo que conocemos como Iglesia, se refiere justamente a todo el pueblo, y especialmente al sector desprotegido.  Por ello una de las características cristianas por excelencia es el servicio, ese servicio que se presta al cuidado y la protección de los más vulnerables.   En ello se encuentra la tarea y el propósito de cualquier cristiano/a o grupo cristiano, que vale decir, se muestra sensibilizado por aquello que conmueve a nuestro Dios y Señor, y no seducido por las apetencias de satisfacciones privilegiadas.

Posted via email from vendoomundo's posterous

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